Parroquia de San Miguel Arcángel en San Miguel de Allende, Guanajuato

En el año de 1564, el Primer Obispo de Michoacán, Don Vasco de Quiroga mando a realizar esta Parroquia, anteriormente Misión Franciscana fundada en 1542 por Fray Juan de San Miguel, en el lugar conocido como San Miguel el Viejo y que fue trasladada años mas tarde a su actual ubicación por Fray Bernardo de Cossin.

La actual Iglesia Parroquial se edifico por orden del Obispo Fray Juan Ortega y Montañez a partir de 1685, teniendo como arquitecto a Don Marcos Antonio Sobrarías. Su fachada principal consistía en dos torres, una mas alta que la otra a los lados del pórtico, el cual lucia una ventana rectangular y sobre ella la imagen del Arcángel San Miguel. A fines del Siglo XIX el pórtico era amenazado por graves daños estructurales por lo que se pensó construir una torre seudogótica (Actual símbolo de la ciudad) a manera de ensamble en el año de 1880.

El autor del proyecto fue el maestro de obras Don Zeferino Gutiérrez Muñoz originario de esta ciudad, quien inspirado en la postal de una Catedral de Francia dijo: “si, si puedo, a mi no me azorrillan” y quien ordeno esta obra fue el Primer Obispo de León Don José María de Jesús Diez de Sollano y Dávalos siendo el encargado de supervisar los trabajos el cura de la ciudad Don José María Correa.

En este lugar, el 21 de Enero de 1769 recibió las aguas bautismales Don Ignacio de Allende y Unzanga o mejor conocido como Ignacio Allende.

El 21 de Septiembre de 1830, el cura Don Miguel Hidalgo y Costilla celebro las honras fúnebres de cura de esta Parroquia, Don Joaquín Hidalgo y Costilla.

El 7 de Febrero de 1853 fue sepultado en la Cripta de esta Parroquia el ex presidente Don Anastasio Bustamante.

El 13 de Septiembre de 1864 visita este lugar Maximiliano de Habsburgo, Emperador de México y exclama al ver la Cripta Parroquial: “Es Digna de Reyes”.

En una de las capillas se conserva el Cristo de la Conquista, Que data del Siglo XVI, hecho de pasta de maíz y plantas de orquídeas, siendo elaborado por los indígenas de Pátzcuaro, Michoacán. La figura fue un regalo para la nueva villa del Rey Carlos V.