La Guerra de las Castas en la Península de Yucatán. Parte I


 

Santuario de la Cruz ParlanteDurante mis visitas al Sureste Mexicano, he encontrado lugares e historias interesantes, siendo una de ellas la que viene a continuación, en la que se cuentan unos eventos importantes que transformaron política y socialmente la Península de Yucatán: La Guerra de Castas.

En el año de 1847, la Zona de Yucatán es una sociedad al borde del estallido social. El desarrollo de haciendas azucareras y su expansión hacia el oriente a costa de las tierras comunales de los indígenas, causa el empobrecimiento y desplazamiento de la población maya, que sin embargo sigue obligada al pago de diezmos e impuestos, así como a pesadas cargas de trabajo en las posesiones de los blancos. La situación llega a tal grado que los mayas consideran que la rebelión es la única forma de salvar su medio de subsistencia y su autonomía tradicionales.

El 18 de Julio de 1847, el Capitán Eulogio Rosado, comandante de Valladolid, fue informado de que indígenas del distrito estaban concentrándose en la Hacienda Culumpich, propiedad del mulato Don Jacinto Pat, cacique de Tihousuco y líder del movimiento junto a Cecilio Chi y Bonifacio Novelo.

Ese mismo día se descubrió una carta que le había mandado Chi al cacique de Chichimilá, Don Manuel Antonio Ay, anunciándole el próximo ataque.

Tras el arresto y ejecución del líder indígena Manuel Antonio Ay, los mayas se sublevan contra el gobierno de Yucatán. el 30 de Junio de 1847, las fuerzas rebeldes encabezadas por Cecilio Chi, toman y destruyen el poblado de Tepich, por lo que la respuesta de las tropas del gobierno al mando del Capitán Diego Ongay es incendiar viviendas de los indígenas, en las cuales murieron quemados ancianos, mujeres y niños, iniciándose de esta forma la llamada Guerra de Castas.

Ni las negociaciones, ni la represión militar, logran frenar el avance de los rebeldes. Pronto, las dos terceras partes de la península, incluyendo todo el oriente y Bacalar, están en manos de los insurrectos. Para el mes de Mayo del 1848 las fuerzas mayas están situadas a las puertas de Mérida causando el pánico de los habitantes, pero el temido ataque final no se realiza. Con la llegada de las lluvias, muchos indígenas abandonan la ofensiva para regresar a sus comunidades a cultivar la tierra. Las fuerzas del gobierno no vacilan en contraatacar, retomando las principales ciudades y forzando a los mayas a replegarse hacia la selva.

Las divisiones internas y la muerte de los principales dirigentes, terminan por fragmentar el poderío maya en tres grupos: Los del Oriente, independientes y rebeldes; Los del Sur, independientes y pacíficos y el resto, la mayoría, pacíficos y sumisos.

Refugiados en la selva, los mayas rebeldes construyen un mundo alrededor del símbolo de la cruz. A partir de la aparición de una marca de tres cruces sobre un árbol, que consideran milagrosa, surge el Culto a la Cruz Parlante. Se erige una capilla custodiando una gran cruz de madera, flanqueada por dos mas pequeñas; con el apoyo de un ventrílocuo, el interprete de la cruz, la principal habla desde el cielo a los rebeldes, que desde entonces serán los Cruzoob. Pronto la cruz simboliza la unión y la fuerza, la esperanza y el aliento que llega en una sola voz de mando.

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