Como es bien sabido, el movimiento cristero empezó por conflictos entre el gobierno y el clero, los cuales se fueron acrecentando hasta que en Febrero de 1927 el gobierno publicó la orden de que todo Sacerdote se tenía que presentar con las autoridades dos días después, bajo pena de ser considerados rebeldes.
El Padre José Trinidad Rangel Montaño, nacido el 4 de Junio de 1888 en Dolores Hidalgo, era Capellán de la Iglesia del Perdón en la ciudad Silao, Guanajuato y debido a la orden publicada por el gobierno, se trasladó a la ciudad de León a buscar asilo en casa las hermanas Josefa y Jovita Alba quienes ya hospedaban también al Padre Andrés Solá y Molist, sacerdote nacido el 7 de Octubre de 1895 en el municipio de Taradell, provincia de Barcelona, España.
Pocos días antes de Semana Santa unas monjas de la orden de las Hijas Mínimas de María Inmaculada de San Francisco del Rincón solicitaron que un Sacerdote se trasladara al convento para no pasar los días santos sin los oficios religiosos, por lo que el Padre Rangel se tuvo que trasladar a San Francisco. Fue ahí, el 22 de Abril de 1927, cuando se presentaron los soldados en el convento y lo apresaron trasladándolo a la ciudad de León. Posteriormente a esto, el 24 de Abril los soldados llegaron a la casa de las hermanas Alba y dieron con el escondite del Padre Solá y lo apresaron junto con el Sr. Leonardo Pérez quien también estaba en el lugar y por su vestimenta, creyeron que también era sacerdote.
Esa misma tarde les formaron un supuesto juicio militar para que respondieran a los cargos que se les hacían: Asalto al tren de Guadalajara e impulsar la intervención americana, cosas totalmente falsas. El Padre Solá se defendió al decir que su único crimen era ser misionero y que además de ser extranjero, no podía ser fusilado, a lo que el juez contestó: «También para los extranjeros tenemos balas».
Enseguida el General Sánchez envió a la Secretaría de Guerra un comunicado oficial, donde se decía: «He sorprendido y aprehendido a tres cabecillas del asalto al tren de Guadalajara y también a tres curiosos.«. El General Amaro, secretario de guerra, respondió: «Fusílese a los tres frailes responsables y a los curiosos deles duro escarmiento y déjelos libres«.
El asalto y descarrilamiento habían tenido lugar unos días antes muy cerca del poblado de Lagos de Moreno, Jalisco. Los Sacerdotes y el señor Pérez podrían haber probado su inocencia, pero el punto de los militares no era encontrar a los verdaderos culpables, ya que solo querían legalizar la sentencia de muerte.
Ya por la noche, fueron llevados a la estación del ferrocarril para trasladarlos a Lagos de Moreno en el tren de pasajeros No. 7 México – Ciudad Juárez y ejecutar el fusilamiento. El vagón donde los subieron era una góndola descubierta. Al llegar a Lagos, el tren se detuvo toda la noche y no reinicio su recorrido sino hasta las cuatro de la mañana con rumbo a Encarnación de Díaz, donde los trasladaron al tren del General Amarillas para ser llevados al lugar preciso del descarrilamiento. A eso de las 7:00 am del 25 de Abril de 1927 partió el tren con destino a Lagos de Moreno.
El tren se detuvo entre las estaciones de los Salas y Mira, cerca del Kilometro 491, lugar donde se había dado el descarrilamiento del tren anterior y que había sido provocado por los cristeros.
A cierta distancia de la vía había una pequeña barranca donde se había hecho un charco de chapopote y petróleo que habían escurrido del tren asaltado, los soldados hicieron brincar el charco a los detenidos y antes de que pudieran decir algo, fueron fusilados por la espalda.
Eran las ocho y cuarenta y cinco de la mañana del 25 de Abril de 1927 cuando los cuerpos rodaron por el piso. El Padre Rangel y Leonardo Pérez murieron al instante, mientras que el Padre Solá sobrevivo algunas horas mas.
Los militares emprenden el regreso al tren y a la subida de la barranca el jefe militar le ordena a una cuadrilla de trabajadores que estaban reparando las vías que le prendieran fuego a los cuerpos, los trabajadores no hacen caso y siguen sus labores.
En la mañana del domingo 1 de Mayo los tres cadáveres fueron desenterrados, puestos cada uno en una caja y llevados por el tren a la ciudad de Lagos de Moreno donde fueron enterrados en el panteón municipal.
Posteriormente, el 28 de Abril de 1931, los restos de Leonardo Pérez fueron llevados a León e inhumados en el Templo de las Tres Aves Marías.
Los restos del Padre Trinidad Rangel, fueron llevados a Silao e inhumados el 4 de Mayo de 1932 en la Capilla de Santa Teresa del Niño Jesús y después fueron trasladados al Templo del Perdón donde había estado ejerciendo.
Los restos del Padre Andrés Solá, fueron trasladados a León e inhumados en el Templo del Inmaculado Corazón de María el 26 de Enero de 1943.
El Templo de los Mártires de San Joaquín, se encuentra en el camino que lleva al Cristo Rey del Cerro del Cubilete, y en ese lugar se encuentran las reliquias de estos tres personajes de la Guerra Cristera.