Leyendas: Los Voladores de Papantla, Ver.

Sucedió en una fiesta ritual del Totonacapan. Habían transcurrido cuatro días cuando los voladores iniciaron el ascenso al palo de volador. Sonaron las notas de la flauta y el tambor hacía los cuatro rumbos del universo para dar principio a la danza invocatoria, dirigiéndose a la deidad solar.

Ya se disponían a volar cuando súbitamente la manzana, el cuadro y las reatas se separaron del palo y girando los danzantes se perdieron en el cielo sin dejar de ejecutar su música. Todos en el pueblo quedaron desconcertados y se reunieron en torno al palo de volador para decidir qué hacer, hasta que el hombre más viejo ordenó que se derribara el palo, pues se creía que los danzantes desaparecidos ya no regresarían.

Cuatro días después, en la lejanía volvieron a escuchar el toque de la flauta y el tambor hasta que se percibió en el horizonte el cuadro . y la manzana. Los voladores aparecían de nuevo ante el asombro de todos los presentes, pero el palo ya no estaba en su sitio y no pudieron bajar, se perdieron de nuevo entre las nubes para no aparecer nunca más. Los asistentes estaban desconsolados por haber perdido la oportunidad de conocer por boca de los voladores mensajeros el relato sobre su visita a la deidad solar. Los totonacas esperan que algún día los voladores se vuelvan a elevar al Sol para que a su regreso el pueblo conozca el mensaje divino.

Esta es una versión de la leyenda, ya que existe otra variante, que me contó mi abuelo, en la cual los voladores fueron a dar a una laguna, a la cual se le llamo La Encantada, porque de acuerdo a la leyenda, todos los jueves de Corpus Christi, se escucha a lo lejos el tambor y la flauta de los danzantes.